La vida después del TCA
El TCA ocupa muchas horas de tu vida… muchos pensamientos, mucho sufrimiento, muchos lloros, y esfuerzos. Te sigue a todas partes y hace que tomes unas u otras decisiones, es una voz en tu cabeza que no cesa y te acompaña día y noche.
En mi caso, el TCA decidía si iba a tener un buen o mal día en función de lo que comía o como veía mi cuerpo. Sé que me sentía esclava de todos esos pensamientos que guiaban mi vida, pero aun así no podía parar de hacerles caso. Era un sentimiento muy incómodo, como
si un factor externo pero a la vez interno controlase mi vida. Esa era una vida que yo no quería pero que a la vez no podía dejar porque no me sentía capaz de abandonar toda esa espiral. Me daba mucho miedo. No concebía mi vida sin ese control por el peso, la restricción, el analizar constantemente lo que comía y el aspecto de mi cuerpo…
Cuando estás sufriendo un TCA a veces eres incapaz de ver que hay otra realidad mucho mejor que te espera ahí fuera, eso hace que sea tan difícil salir. A medida que vas superando el TCA y lo vas apartando de tu vida, oyes menos la voz, y si la oyes no le haces caso,… No es de un día para otro, y es una carrera de fondo, pero si miras atrás de das cuenta de todo lo que vas consiguiendo pasito a pasito. Cada vez que le dices que no a un pensamiento o conducta TCA estás más cerca de la meta. Es así como va disminuyendo su efecto y deja de tener protagonismo en tu vida.
A medida que tu vida deja de centrarse en el TCA te das cuenta de que tienes mucho tiempo libre, muchas otras cosas en las que pensar, tienes tiempo para VIVIR, para decidir qué quieres ser de mayor, para pensar en tu próximo viaje, para salir de paseo y tomar un café…
Evidentemente no todo es fácil, la vida como todos ya sabemos implica días más difíciles que otros, tomar decisiones, sentir tristeza, añoranza… Pero nunca va a implicar nada relacionado con una obsesión o control del peso y de la imagen, porque eso no es tu vida.
Tu vida eres tú, seas de la forma que seas, con tu cuerpo que te lleva a donde quieras y te permite ver lo maravilloso que puede ser el mundo.
No puedo decir que sea fácil apartar de tu vida la voz del TCA, y que incluso se siente como un duelo, una pérdida de todo eso que te ha estado acompañando durante meses o años… Pero por suerte, es un duelo hacia la vida que quieres vivir. Hacia la libertad de elección,
hacia el amor por uno mismo. Es un viaje que vale la pena!
A día de hoy de no cambiaria nada de lo que he vivido, por muchos malos momentos, por mucho sufrimiento… prefiero pensar que vivir y superar un TCA me ha ayudado a ser como soy ahora, a luchar, a conocerme mejor a mí misma, y a poder valorar la vida que tengo
ahora.
Carolina Vilella (recuperada de un TCA en primera persona)