3 abril, 2020

Héroes

Cuando era pequeña, muchas veces intentaba imaginarme cómo evolucionaría mi vida. Escuchando las historias de mis padres y de mis abuelos y leyendo los testimonios de tanta gente que había vivido guerras, pandemias o desastres naturales, a veces intentaba imaginarme cómo hubiese reaccionado yo en una situación similar. Con la inocencia de una niña, muchas veces me imaginaba como un héroe salvando vidas, matando al enemigo o parando el terremoto…

Años después, cuando vino la anorexia, intenté convencerme que esta enfermedad seria mi propia leyenda. Como si la anorexia fuese el monstruo que tenía que matar para seguir con mi vida y para que pudiese volver a disfrutar las cosas sencilla; las sonrisas, la comida, los amigos, el amor… Con la ingenuidad de una adolescente y luego de una adulta, tenía la esperanza que una vez superada la anorexia, viviría una vida impecable, donde nadie ni nada pudiese quitarme otra vez las cosas sencillas y básicas de la vida.

Después de mucho tiempo y lucha, conseguí matar el monstruo y con mucho esfuerzo aprendí, de nuevo, a disfrutar de las cosas pequeñas. Una de estas cosas ha sido la relación conmigo misma. Como ya sabéis, los que habéis luchado contra este mismo monstruo, la autoestima (auto + estimar/valorar) es el arma más importante.

Los años pasaron y de repente me encuentro viviendo uno de los momentos más importantes de la historia del ser humano de este siglo. Por desgracia, no soy el héroe que soñaba de pequeñas. Soy una persona más, “confinada” y sola en un apartamento, “luchando” contra un otro monstruo. Este monstruo es bastante diferente porque aunque esté sola, no me encuentro tan sola cómo me sentía con la anorexia.

Este monstruo amenaza a mucha gente y nos obliga a todos a estar solos. Nos obliga a temerle y a olvidarnos de las cosas bonitas de la vida. Este monstruo, por muy diferente que sea, comparten una cosa similar y muy importante con el otro monstruo; la autoestima (auto + estimar/querer), también es el arma más importante para vencerlo.

En este momento tan difícil y en la soledad, estoy aprendiendo a quererme y a cuidarme de nuevo. No sé cómo se acabará esta batalla, lo único que sé es que, cuanto más me quiero y me cuido, menos miedo tengo y más fuerte me siento.

 

Marilena