LAS ETIQUETAS DEL PASADO
Inicio de un nuevo año, tiempo que no pisaba mi sitio donde nací, mi familia, mis amigos, y también mi recuerdo de la enfermedad. Llegar a mi sitio es un bagaje de cosas del pasado y etiquetas que uno se lleva y piensa que siguen estando, en este viaje pude entender y aprender que estas etiquetas están todavía, si uno está todavía.
Con la familia siempre será un miedo constante y cuesta dejar atrás esa etiqueta de tantos años, pero también está en una cómo se enfrenta a esta situación y lo comprende. Uno piensa que la siguen viendo con estos ojos de enferma, cuando en realidad el miedo y la visión de esto está en nosotros y todo el pensamiento que se hace una en la cabeza. Este año pude disfrutar de mis amigos siendo como soy, y la verdad que ese miedo a la opinión o pensamiento se me fue esfumando. Cuesta quitarse esta etiqueta de la enfermedad en el lugar donde uno vivió la mayor parte, pero también está en uno, y ya NO ME PERTENECE ESTA ETIQUETA, NI LE PERTENECE A LA ENFERMEDAD.
La actitud de esta etiqueta estaba pero ya no está más, uno puede decir qué imagen llevar y también elegir quién ser sin dejarse influir por la mirada de los demás. Cuando uno es feliz y cuida de sí mismo esto se transmite. La luz de uno está siempre, tenemos el derecho de hacerla brillar, ese brillo refleja en el otro y esto es lo más gratificante, cuando uno se da cuenta de que la vida es tan valiosa que las personas que nos aman nos valoran como somos y quiénes somos, y lo más importante es el amor a nosotras mismas. Esa autenticidad que todos tenemos y que nos hace únicos, no hay etiquetas eternas, y está en nosotros demostrar que lo pudimos conseguir y que cada día es una batalla por no dejar que nuevamente ese fantasma en nosotros nos quite la esencia de la vida.
Considero que una vez que sabemos y sentimos qué bello es vivir nadie nos privará de esa libertad. Somos propietarias de nosotras mismas y no debemos vivir en etiquetas sino en la autenticidad de nuestro SER.
Katia