EN PERSPECTIVA DEL TCA
Mucho tiempo me separa y me aleja. Mirada atrás en la que al principio no quería que volviera a mi cabeza una serie de preguntas destinadas a reprocharme qué era lo que me había pasado, ¿qué estaba sintiendo?, ¿qué pensaba?, ¿por qué a mí?, ¿qué pensaban los que me conocían y veían?… Como resultado, ¿quién era yo? Este ejercicio emergente era común para indicarme la resistencia de mi debilidad interior.
Si bien, no ha sido fácil rehuir de unos recuerdos destructivos que describían una etapa personal en la que la complicidad entre la confusión, el sufrimiento y la culpa no pasaba desapercibida.
Ahora, la perspectiva de ese pasado vivido adopta otro talante muy desigual y se recuerda con un sentido de reconstrucción particular.
Aquella vivencia se aprende de otra manera en la que no se puede ahuyentar de la propia cronología ni neutralizar su afectación, ya que se ha convertido en el inicio del desarrollo de una relación sincera y cálida con una misma. Esto es, una estima intrínseca que se ha intensificado y afianzado para hacerse extensivo a la importancia de las personas y pequeñas cosas que nos rodean y, en efecto, hacen sumar para hacer visible nuestra mejor versión.
Natalia Freitas.