19 agosto, 2024

TAN SENCILLO, TAN DIFÍCIL…

El otro día fui al cine a ver “Del Revés 2” y la verdad que es una película especial, todavía más por el auge de las enfermedades mentales, sobre todo, entre los jóvenes y, gracias a la sensibilización que se está consiguiendo en nuestra sociedad con respecto a éstas.

Bien es cierto que la película podría haber tenido algo más de profundidad, sin embargo, el cóctel y explosión de emociones y la interacción entre ellas durante la película consiguen trasladarte a las tuyas propias o, al menos, en mi caso a mis propias experiencias.

En la película, hacen referencia a cómo todas las emociones tienen una función, cómo éstas a veces son incapaces de convivir o algunas incluso boicotean otras para tomar el control. Es cierto que, lamentablemente, no tenemos tanto dominio sobre las emociones, ojalá… Hay un momento, aviso de spoiler, en el que la protagonista ha llevado al extremo alguna de las emociones de manera inconsciente y, con el objetivo de supervivencia en un entorno nuevo y ajeno. En ese momento, la protagonista tiene un ataque de ansiedad que consigue sobrellevar y superar de manera extraordinaria.

La escena de la película con el ataque de ansiedad explica como eso sucede cuando has llevado al extremo una serie de emociones, suprimiendo otras que son necesarias y que contribuyen en gran medida también a la identidad o a la persona que tú eres. Esta escena me trasladó a momentos complejos en mi vida donde he tenido ataques de ansiedad que he conseguido superar, otros que me han superado a mí y situaciones en las que mi cuerpo ha somatizado las restricciones que le he puesto a algunas de las emociones.

Y, ¿por qué hablo de la película? Bueno, aparte de porque creo que es buenísima y la recomiendo, a mí me hizo trasladarme a mi periodo más vulnerable, durante el proceso del TCA. Viendo la película, me sentí muy identificada con la protagonista cuando entra en conflicto con todo lo que había aprendido hasta el momento y, es en ese momento, donde empieza la locura. En mi caso, llegó un momento en el que, por mucho que lo intenté ya no sabía quien era, con qué me identificaba, qué quería o, siquiera, cómo me sentía cómoda vistiéndome.

El momento de avance durante mi TCA fue cuando hice un poco ese click, ver las emociones como aliadas necesarias. Primero aprendiendo a sobrellevarlas, luego a entenderlas, a dejar que ocuparan su momento (muy difícil), a entender qué necesitaba y de qué manera lo necesitaba. Más adelante, fue empezar a pedirlo y ya luego a sentirme cómoda con lo que necesitaba y pedía, llevo años sin la enfermedad, pero esta parte sigue siendo un esfuerzo en mi día a día.

Para las personas con enfermedades mentales y, entre ellas TCA, lo más complicado es navegar estas emociones, es una lucha interna continua, lleno de altibajos, donde el cuerpo toma el control para no tener que hacer lo más complejo, aprender a que no pasa nada… tan sencillo, tan difícil.

Maria