1 marzo, 2024

TOCAR FONDO

Si me preguntas cuál ha sido el momento más duro de la enfermedad, no tengo que pensarlo dos veces.

El momento más duro no es el tener que vivir mintiendo a tu familia y amigos sobre tus conductas. Tampoco es el ejercicio extremo aun estando agotada. Ni el perderte un montón de momentos por miedo a la comida o los lloros por ver que la báscula no marca el número que quieres ver.

El momento más duro es cuando abres los ojos y te das cuenta que no estás bien, que necesitas ayuda, que has tocado fondo. Que todo lo que has estado haciendo este tiempo no te ha conducido a esa felicidad que te prometía esa vocecilla de tu cabeza. Al contrario, has terminado encerrada en un pozo de oscuridad y ahora tienes que encontrar la manera de salir de ahí. Y sabes que el camino no va a ser fácil. 

Ese es el peor momento, porque ahora empieza la verdadera lucha. Todo lo que has hecho hasta ahora, era lo fácil. Seguir lo que te mandaba la enfermedad, aunque muchas veces doloroso, no es nada comparado con lo que se avecina. Toca soltar la mano al TCA, darle la espalda, empezar a ser dueña de tus decisiones. 

Pero el TCA no lo pone fácil. No quiere quedarse solo, no quiere soltarte. Y empieza una lucha interna entre la parte que quiere recuperarse y esa diabólica vocecilla que quiere que vuelvas con ella. Una lucha agotadora, en la que no puedes bajar la guardia en ningún momento. 

Este momento te juro que es el más agotador, el que más miedo da y en el que te planteas muchas veces el volver a la compañía del TCA donde solo había que seguir sus órdenes. Y tienes que estar constantemente oponiéndote a ese pensamiento, a la tentación de volver atrás. Tu cabeza va a mil por hora y solo quieres llorar, gritar, desear que todo ese dolor desaparezca.

Por suerte, este momento no es eterno. Y como ya has tocado fondo, es imposible ir más abajo. Así que la parte buena, es que ahora todo va a ir a mejor. Poquito a poco vas escalando las paredes del pozo en el que te encontrabas sumida y aunque a veces hay tropiezos y retrocedes unos pasos, sabes que la salida está cada vez más cerca. 

Yo tengo marcado a fuego en mi mente este momento, y me alegro de haberlo vivido, con todo el sufrimiento que conlleva. Ya que, gracias a haberlo experimentado, a haber sentido ese sufrimiento, pude darme cuenta que no era eso lo que quería en mi vida y pude empezar a soltar la mano del TCA en busca de la recuperación, una recuperación que trae consigo el volver a disfrutar de la vida. 

Leire Martín Curto

@quiseseranaymia