QUERID@ AMIG@
Es difícil poner en palabras la mezcla de emociones que siento al escribirte esta carta. Sé que las sombras de la anorexia te envuelven, pero quiero que sepas que estoy aquí, no solo como testigo de tu lucha, sino como tu apoyo incondicional en este viaje hacia la curación.
Tu valentía al enfrentar cada día, cada comida, no pasa desapercibida. Cada paso que das hacia la recuperación es un testimonio de tu fortaleza y determinación. Admiro profundamente la resistencia que has demostrado en medio de esta tormenta, y quiero que comprendas que no estás solo/a en este camino.
Comprendo que la anorexia es un enemigo feroz, una voz interior que susurra mentiras crueles y distorsiona tu percepción de ti mismo/a. Pero quiero que recuerdes que eres más fuerte que esas voces. Eres una fuerza de la naturaleza, una luz brillante que merece brillar sin la sombra opresiva de la enfermedad.
La belleza que veo en ti va más allá de la apariencia física; es la belleza de tu alma, de tu resistencia, de tu capacidad para enfrentar tus miedos más oscuros. Te mereces la paz mental, la alegría de vivir sin las cadenas de la anorexia. Quiero estar aquí para ti en cada paso de esta travesía, sosteniéndote cuando te sientas débil y celebrando cada pequeño logro contigo.
Recuerda, la recuperación no es un camino fácil, pero es un camino que vale la pena recorrer. En cada desafío, en cada momento de duda, recuerda que tienes a alguien a tu lado, dispuesto/a a caminar contigo. La vida tiene un lugar especial para ti, lleno de momentos hermosos y auténticos que la anorexia trata de robarte.
Eres amado/a y valorado/a por quienes te rodean. No estás solo/a en esto. Juntos, enfrentaremos las tormentas y celebraremos los rayos de sol. Creo en ti, en tu capacidad para superar esto y construir una vida llena de amor y felicidad.
Con todo mi apoyo y cariño,
Alguien que pasó por lo mismo y lo superó
Patricia Bartolomé