6 abril, 2023

ENTRE SONRISAS, VIAJES Y DÍAS SOLEADOS

La Semana Santa siempre tendrá un sabor agridulce para mí. Recuerdos de paredes verdes de hospital y de muchas horas pasadas en una habitación. Recuerdos de un lejano ingreso muy doloroso para toda la familia.

Días de sol que el trastorno se comió y nos confinó en ese hospital. Dolor y rabia por todo lo que estaba enjaulando a mi hermana.

Y ahora, que todo esto parece un recuerdo diluido, casi onírico y delirante. Ahora, que podemos disfrutar en familia de tantos días de sol, de tantas sonrisas. Ahora sólo me queda ese gusto agridulce del recuerdo, de la sonrisa rota entre el dolor ya pasado y la felicidad de que sea esto, pasado.

Supongo que todo el mundo quiere evitar el dolor, el sufrimiento. Y estoy segura de que tanto yo como mi familia hubiéramos dado lo que hiciera falta para que mi hermana no pasara ese infierno. Sin embargo, la vida no entiende de justicia ni de intercambios. Así que me gusta pensar que estos recuerdos dolorosos pueden ser también un motivo de apreciación por lo que tenemos ahora. Un motivo más de felicidad, cuando veo a mi hermana cada vez más adulta, cada vez más viva y feliz.

Y sí, una Semana Santa estuvimos confinados en un hospital, pero brindamos por todas las que quedan entre sonrisas, viajes y días soleados.

 

Marta.