4 noviembre, 2022

EL DÍA QUE ME DI CUENTA QUE ESTABA CURADA DE LA ANOREXIA

Sinceramente os voy a decir, nunca pensé que me curaría. En un momento dado acepté que viviría con la enfermedad para siempre. Como quien vive con diabetes y tiene que llevar un control riguroso y unas rutinas para gestionar la enfermedad. Así es como yo pensé que viviría/conviviría con la anorexia.

He borrado bastante algunos de los sentimientos o de las sensaciones durante los peores periodos de la enfermedad. Lo que más recuerdo es el sentimiento de que no había escapatoria. Me sentía atrapada, triste, sola, sentía mucho, mucho miedo. Mirando atrás siento que durante mucho tiempo viví en una continua tortura.

A medida que fui avanzando en la recuperación, seguía teniendo el sentimiento de estar atrapada, al final mi vida seguía girando alrededor de la enfermedad o del desencadenante principal (la comida). La vida quizás ya no era una tortura, pero tampoco era fluida ni tranquila durante mucho tiempo. Hubo tantas cosas a las que tuve que enfrentarme durante todo el proceso, entre ellas a ser autónoma otra vez, a sentirme capaz de volver a vivir sola, a volver a viajar, a volver a hacer deporte… pero para entonces seguía siempre conviviendo con la enfermedad.

Seguí las rutinas y consejos, me enfrenté a miedos con la seguridad que me daban los apoyos que entonces tenía. Sin embargo, siempre sentí una decepción de tener que aceptar que tendría que convivir con la enfermedad para siempre. Y sinceramente, se me hacía cuesta arriba porque yo tenía la suerte de recordar como era vivir sin la enfermedad. Libertad, sensación de apertura y fluidez que pensé que nunca más tendría.

Pero sí que pasó, fue un día súper aleatorio, muchos años después de empezar tratamiento. De repente, en una inocente conversación con algunas amigas, me di cuenta de que mi vida ya no estaba construida alrededor de la enfermedad o de la comida. Que todo fluía de una manera extrañamente positiva. Debía hacer ya algunos días o semanas que me estaba pasando pero no había sido consciente.

No puedo describir con palabras las emociones de alivio, alegría, sorpresa, incredulidad y, sobre todo, libertad. Desde entonces, me sigo protegiendo con algunas cosas, por si acaso, pero desde otra perspectiva y con la libertad que me da no convivir con la enfermedad más.

A cualquiera que lea este post y que esté viviendo esta enfermedad mental, puedes curarte.

 

Maria