La mentira
Pienso que es una de las armas más fuertes de las cuales dispone la anorexia. Te miente a ti y hace que mientas a todo el mundo. Entra en tu vida engañándote, diciendo todo aquello que necesitas escuchar y prometiéndote cosas que nunca acabará cumpliendo. Te promete felicidad. Te promete éxito. Te promete la vida que nunca has sabido conseguir sin ella. Y te la crees. Porque cuando te has estado exigiendo toda la vida la perfección y llega una voz que promete conseguírtela te aferras. Tienes por fin la esperanza de ser suficiente.
Al principio te va proporcionando todo aquello que te había prometido, unos kilogramos menos a la báscula, un pantalón que se me cae, y la marca de los huesos a la piel. Funciona y te vuelves a creer que aquello te hace feliz. Pero lo que realmente te hace feliz es que por fin algo que haces funciona y sientes dentro de ti la sensación de control. Pero obviamente tanto la felicidad como el control son sensaciones irreales, te está mintiendo una vez más. Lo que sientes no es tu felicidad, es la felicidad de la anorexia de estar obteniendo el control de tu vida.
Pero después la mentira tiene que crecer y ahora ya no la utilizará la anorexia, la utilizarás tú. La utilizarás tú por haberte creído y seguir creyéndote la suya. Y empiezas a mentir, porque si no lo haces descubrirán esto que tant feliz te hace y tenso un miedo terrible a perderlo, a que se vaya de tu vida. Perder la felicidad que estoy sintiendo, dejar atrás esta sensación de control que tanto necesito. Porque ella realmente me hace sentir bien, me da satisfacción y me da pánico que cuando marche vuelvan los kilogramos, los pantalones me vuelvan a ir bien y no pueda ver los huesos tocando la piel. Es por eso que no podemos culpar a las personas que estando sufriendo un TCA de mentir. Porque ellas son las primeras víctimas de la mentira. Mentir es un mecanismo de supervivencia de la enfermedad, y la mentira una arma para quedarse con nuestra vida.
Yo rompí la mentira, delaté la enfermedad y le dije a mi círculo que existía. Creo que es de las sensaciones más desagradables en el proceso. Aceptar lo que te está pasando y aceptar la ayuda. Iniciar una guerra contra la anorexia. Porque cuanto más la atacas, más te ataca ella a ti. Te hace odiar la ayuda que la quiere destruir. Te hace perder la sensación de control y te hace perder la felicidad. Recordándote una vez más que todas “aquellas cosas buenas” que te proporcionaba eran bajo la condición de tu silencio. Ahora ya no sois aliadas, ahora sois enemigas. Porque lo has delatado y porque te has dado cuenta que nunca serás suficiente en los ojos de la anorexia puesto que el control siempre lo tuvo ella.